La edición 2021 del Masters ya es parte del pasado, y como la historia lo indica, brindó un fin de semana lleno de emociones, con días de suma exigencia, figuras de renombre que quedaron en el corte, y con Hideki Matsuyama como el jugador que fue capaz de, en momentos de atacar, hacerlo, y en momentos de aguantar, ser cauto.
A la hora de analizar las claves de la victoria, es oportuno comenzar hablando de su regularidad. Finalizado el primer día de competencia, tan solo 12 jugadores, entre ellos Hideki, lograron bajar el par de la cancha, que además de las usuales dificultades que aparecen al fallar por ciertos lugares, presentó greens duros y secos, que supusieron un problema para el control de los piques.
Dominado el primer día, y sin desentonar el viernes, jugó su mejor golf el día sábado, cuando hizo la mejor vuelta de la semana. Firmando 65 golpes (-7), producto de 5 birdies y un águila, pudo sacarle cuatro de diferencia a sus perseguidores, gracias a otros de los pilares de su victoria: la ejecución de los hierros y el juego alrededor del green. Sin jugar bien desde el tee, su promedio de recuperación o scrambling fue altísimo (86,4%), lo que refleja la cantidad de veces que sus hoyos terminaron en par o mejor, luego de haber fallado el green en regulación.
Con cuatro de ventaja, comenzó el domingo como se esperaba, con los nervios típicos del líder, pero con pinceladas capitalizadas en birdies y pares. Tras los primeros 11 hoyos, mantenía una holgada diferencia de cinco golpes respecto a sus perseguidores, y con un parcial de -2 que parecía inalcanzable. Pero Augusta es una cancha que no te permite relajarte, y cada error se puede pagar muy caro.